martes, 22 de julio de 2014

Tormenta de Sangre

(Un cuento) 

-Señora García, tenemos noticias sobre su esposo – El oficial Tenorio utiliza un tono más grave de lo usual, al comunicarse con Valentina García, observa constantemente a sus zapatos, sus ojos solo observan a Valentina en breves momentos que ella desvía la mirada – Señora García, su esposo, el capital Joshua ha desaparecido, su tripulación está a salvo en un barco mercante que acaba de llegar a puerto.
-Mi esposo – Valentina toma una breve pausa para pensar, le cuesta reaccionar y asimilar lo que escuchaba – Mi esposo llega hoy, le tengo preparada la cena.
-Señora García, lo lamento, el capital era muy respetado en nuestro pueblo, pero no fue mucho lo que se pudo hacer, una gigantesca ola arraso con tu barco, el mástil fue lo único que se encontró de su barco – El oficial comenzó a sobar el hombro de Valentina, pero no era suficiente, su gran pena denotaban sus pupilas cristalinas.
-El volverá, yo lo sé – La mujer toma una breve pausa, y despide cordialmente al oficial Tenorio, el cual sin más que decir, abandona el umbral de la propiedad de los García.
La mujer se acerca a su pequeña mesa en el comedor, enciende una vela y toma sorbos de café, cierra sus ojos y duerme de forma inesperada.

El capitán Joshua abre lentamente sus parpados, observa pequeñas siluetas oscuras que lo hacían recobrar visión de la realidad, su brazo izquierdo tenía una gran abertura de carne y una gran cantidad de sangre se distinguía en la oscuridad de aquella caverna. Sus piernas estaban inmóviles, su cabeza giraba y sentía intensas nauseas que le retorcían el estómago y el bolo alimenticio acariciaba su garganta.
No reconocía tiempo existente, sus parpados estaban cansados, sentía mucho frio, y la humedad le hacía humedecer sus dedos.
Su cabeza reconocía a su amada Valentina en un recuerdo borroso, su fe en ella le hizo colocarse de pie y dar pequeños pasos dentro de la caverna. La oscuridad lo rodeaba, comenzó avanzar con los parpados cerrados y acaricio levemente su brazo, el cual comenzó a recuperar la movilidad con el transcurso de los minutos. El capitán estaba preocupado, sentía una angustia tremenda al no saber qué había ocurrido. Su barco, su tripulación muerta.
El eco y la humedad le hacían escuchan voces de niños jugando, se imaginaba a sus futuros hijos recorriendo el jardín de su casa junto a su esposa, pero aquellos ecos desaparecían con cada paso que daba. El capitán Joshua comenzó a llorar.

La señora García recobra la conciencia cuando el sol del amanecer hace que los gallos canten pasado las seis de la madrugada. Sus lagrimales estaban secos, sus brazos dormidos por a ver apoyado su cabeza durante su sueño profundo. Sentía inmensas ganas de ver a su esposo, y la locura por el amor le hace ir a buscarle al puerto.
Acaricio la manilla de la puerta y atravesó el jardín, su camino estaba claro adelante, no se distraía, no saludaba, no tenía la sonrisa que la caracterizaba. Sus ojos estaban hinchados por tanta lágrima derramada. La mujer estaba decidida a ser lo imposible por recuperar a su capitán.  
Luego de largos minutos que su cuerpo no sintió, Valentina llego al puerto y el oficial Tenorio conversaba afablemente con algunos marinos para recopilar la información para encontrar alguna pista sobre la desaparición del capitán.
La mujer era obstinada, siempre realizaba lo que su corazón le aconsejaba. Recobro la conciencia y el sentido común cuando una lancha avanzaba a alta mar con ella. No titubeo, solo sintió el motor avanzar a la velocidad de su corazón acelerado, la adrenalina la llamaba. Desde el puerto le gritaban ¡Tormenta!, pero ella no reacciono, se perdió en la extensa neblina que rodeo el borde costero, fue un pequeño punto de luz en la oscuridad que se extinguió en el transcurso de segundos.

-Mi cabeza – El capitán Joshua repetía una y otra vez su molestia mientras recorría aquella caverna húmeda y oscura. Como deseaba tener mayor fuerza para destruir aquella cueva con sus propias manos, y poder volver a ver a su amada, pero era inevitable caer en la angustiosa realidad de comprender que quizás no volvería a ver a Valentina.
El capitán da una breve pausa sobre una roca en forma de asiento, y piensa detenidamente en las probabilidades de salir, comprendiendo que no sabía cómo había llegado, por ende no tenía la certeza de hallar una salida para aquella tumba húmeda.
Siente un breve canto que era retenido por las húmedas gotas que emanaban junto a Moho verdoso oscuro que parecía que formaba un universo paralelo de bacterias en su contenido. Aquel canto celestial se ampliaba con el eco de la caverna; El capitán reconocía aquella voz bellísima, debía ser Valentina.
El hombre con mucha rapidez se internó en la oscuridad y comenzó a escalar unas rocas que daban el cierre a la caverna, el hombre estaba emocionado, irradiaba felicidad en una sonrisa imperfecta. El hombre ascendió y observa con detalle las rocas para luego salir a unos roquerios verdosos, y afilados, el hombre supo con detención que aquel lugar sería su muerte, sino se movía con precaución. El mar era oscuro, una inmensa neblina impedía que viese más allá de su propia nariz. De pronto, el capitán Joshua cae de una gran altura sobre la arena húmeda y gris, comprende que aquel lugar, no había sido monitoreado por su barco y por su tripulación, aquel lugar le hacía sentir la muerte repentina, aquel lugar debía ser el infierno.

El Oficial Tenorio, tomo a una pequeña tripulación para acudir en la ayuda de la desesperada señora García, comprendía que aquella misión le haría tener el cielo ganado, porque las probabilidades que Valentina sobreviviese, eran nulas. El hombre sentía la desdicha por seguir a un viejo amor.
-¡Zarpen velas! – El viejo oficial, sentía mucho dolor en su brazo derecho mientras hacía que el viejo Sartelas, su barco predilecto, se dirigiese hacia el profundo mar. – ¡No tenemos todo el día muchachos! – Su voz ronca y dominante hacía que sus tripulantes trabajasen a toda su capacidad.
El Sartelas, desaparece de la vista de aquellos que observaban del puerto con rapidez, la neblina era intensa, el frio calaba los huesos del oficial, pero esto no le importo, tenía que recuperar con vida a Valentina.
-¡Valentina García! ¡Valentina! – La tripulación gritaba cuando el olaje se volvía casi indomable, las olas amenazabas con frenar la búsqueda y sepultar a la tripulación en alta mar. En aquel lugar nadie podría encontrar los cuerpos de estos valientes hombres.
-¡Señores subir velas! – El oficial tenorio observa una gran ola se acerca al Sartelas, su cuerpo tirita y comprende que nada evitara un final a su vida.
Al momento de subir las velas, la ola golpea con firmeza la proa del barco, y triza la madera que es absorbida por un sonido explosivo. El Sartelinas es destruido por la fuerza incontrolable de Poseidón. El oficial Tenorio, cae al agua y es sumergido por las ondas del mar. Su cuerpo aún con vida desciende hasta desaparecer en la oscura agua nocturna de aquella noche.

El capitán Joshua recorre con lentitud la neblina, siente su cuerpo diminuto en la inmensidad de aquel lugar, extrañas sombras gigantes se escondían tras algunas palmeras secas, la arena gris se calentaba tras cada paso que daba. Su corazón late a mil por hora, su cabeza da pequeños giros y la voz de su amada Valentina aún resuena en su cabeza y se escucha cada vez más cerca; el hombre se apresura.
Atraviesa gran parte de la isla. La neblina le impedía ver las atrocidades que escondía aquel lugar. La arena poco a poco se vuelve roja y húmeda, la oscuridad aumenta. Pareciese que el sol nunca hubiese existido.
El hombre siente una espesa masa roja que le impide avanzar con rapidez, en sus piernas siente como la arena se transforma en sangre. La neblina le impide respirar. Su corazón se agita. Reza por volver a su amado pueblo, reza por desaparecer de aquel infierno.
Las siluetas oscuras se acercan y toman forma de extrañas criaturas viscosas, los tentáculos de aquellas criaturas rozan la piel del capitán y le provocan quemaduras graves. Las lágrimas empiezan a emerger de sus lagrimales y se secan en la piel ya hinchada del capitán. Su corazón late con lentitud, un tentáculo roza su pierna derecha y cae a un charco de sangre coagulada que lo retiene. La visión del capitán desaparece, sus grandes ojos café están envueltos en una extraña alergia, sus labios están rotos, y sangran. La saliva producida por la lengua se seca y el capitán Joshua sufre por el intenso dolor que lo lleva hasta su muerte.

Valentina García despierta por el calor que emana el sol, la falta de agua le impide pensar, el motor de su lancha está detenido. Su desesperación le hace gritar el nombre de su esposo. A lo lejos observa como una gran isla le hacía recobrar la Fe. Se lanza de la lancha y comienza a nadar con coraje. Su corazón solo es impulsado por el recuerdo del capitán. Sin embargo la falta de agua y el cansancio, le hacen ceder. Perdiendo de esta forma el conocimiento y hundiéndose en el océano deja de ver el océano con ojos de mortal.
Al descender cientos de metros bajo la superficie terrestre, sus pupilas se abren, sus pies se transforman en aletas, su pelo cambia de castaño a rojo fuego, sus ropas terrenales se hunden en la inmensidad del océano y aquella mortal deja de existir para dar vida a una sirena.
El oficial Tenorio abre sus ojos y solo observa oscuridad, la humedad de aquella caverna  le hacía saber que ya nunca más, podría volver a casa.


FIN. 

lunes, 21 de julio de 2014

Paraíso

Anhelar es preciso cuando el tiempo nos otorga,
Un recuerdo es privilegio cuando es a tu causa,
                                                                              El silencio es mágico cuando nos sorprende.
Un te quiero es necesario, cuando se siente con el alma.

Y es así, mi paraíso a tu semejanza,
Recordar a diario, un beso que esconde tu mejilla.
Anhelar es preciso en mi paraíso, creer y querer es accesible,
Cuando te observo, grita mi pupila en tu oreja.
¡Estoy enamorado del paraíso que un beso de nosotros inventa!

Ese instante que se detiene el tiempo,
Es mencionado por las nubes en susurro,
Y somos dos astros en ese paraíso infinito,
Ese paraíso infinito que solo se crea cuando tú y yo,

Nos hacemos compañía.

Diversos

Somos diversos entes en el infinito que recorren las calles de forma habitual;
                                                                                                                             Sonreímos, a veces.
Dejamos la intriga para el ensueño o para aquellas personas que queremos que nos haga compañía;                                                  
                                                                                                              Su afecto se requiere en secreto.
Y en si somos diversos misterios del universo, como lo es, el silencio.
                                                                                              Silencio que solo existe cuando hay muerte.
Mi forma de pensar es retraída,
                                               Pienso mayormente en lo diverso.
Son millones de palabras que forman palabras en libros consumidos por miradas minuciosas,
Son gigantes las nubes con formas decorativas.
                                                                              Es diverso el pensar absorbido, por la rutina.

No hay complejidad en nuestras manos, solo nerviosismo en el roce de dedos,
Existe a veces contacto visual con otras pupilas, y otras pupilas que observan con disimulo.

                                                                              El temor nos hace débiles,
                                                                              La rutina nos convierte en vencidos. 

domingo, 20 de julio de 2014

Teatro


El sentido esencial contribuye a la tragedia,
El oyente ríe y llora, cuando quiere; los demás observan.
El observador se emociona con la tragedia y comprende
Que no existe un final feliz, pero aun así lo espera.

Somos mimos de actos parecidos, nos emocionamos a veces,
Nos confundimos con espejos rotos que duplican la pupila de quien observa,
Recordando que aquella pupila se observa de diversas perspectivas.
Y es así, como el sentido esencial contribuye a la tragedia.

Aquel trágico instante que se interrumpe con un acto involuntario que produce
Una carcajada ciega, determina una emoción ebria, que se distrae y sonríe.
¿Las emocionas sonríen o son las sonrisas que esconden las muelas?

La comedia no perjudica ni envenena, de hecho acaricia el paladar con la lengua
Y lanza una carcajada ciega, de esta forma tu sonrisa estará completa.
Y es así, como el comediante siempre será un aspirante a un aplauso temeroso,
Que se entrega con rapidez y cegado, a aquel acto hermoso.

Pero la comedia a veces se torna melancólica. Cuando el protagonista se enamora;
Y en vez de gallardías con humor lanza versos sin pudor y le habla de forma
Exuberante a su damisela, la cual solo podrá conquistar en la última escena.

Y de esta forma el teatro forma parte de nuestras vidas. La tragedia es la muerte y la desdicha,
La comedia es la alegría de nuestros días, y cuando el protagonista de nuestra vida
Se enamora, comienza el drama. Y es así,
Como el teatro es aquella sensación de abrir los ojos y vivir las ganas.