(Un cuento)
-Señora
García, tenemos noticias sobre su esposo – El oficial Tenorio utiliza un tono
más grave de lo usual, al comunicarse con Valentina García, observa
constantemente a sus zapatos, sus ojos solo observan a Valentina en breves
momentos que ella desvía la mirada – Señora García, su esposo, el capital
Joshua ha desaparecido, su tripulación está a salvo en un barco mercante que
acaba de llegar a puerto.
-Mi
esposo – Valentina toma una breve pausa para pensar, le cuesta reaccionar y
asimilar lo que escuchaba – Mi esposo llega hoy, le tengo preparada la cena.
-Señora
García, lo lamento, el capital era muy respetado en nuestro pueblo, pero no fue
mucho lo que se pudo hacer, una gigantesca ola arraso con tu barco, el mástil fue
lo único que se encontró de su barco – El oficial comenzó a sobar el hombro de
Valentina, pero no era suficiente, su gran pena denotaban sus pupilas
cristalinas.
-El
volverá, yo lo sé – La mujer toma una breve pausa, y despide cordialmente al
oficial Tenorio, el cual sin más que decir, abandona el umbral de la propiedad
de los García.
La
mujer se acerca a su pequeña mesa en el comedor, enciende una vela y toma
sorbos de café, cierra sus ojos y duerme de forma inesperada.
El
capitán Joshua abre lentamente sus parpados, observa pequeñas siluetas oscuras
que lo hacían recobrar visión de la realidad, su brazo izquierdo tenía una gran
abertura de carne y una gran cantidad de sangre se distinguía en la oscuridad
de aquella caverna. Sus piernas estaban inmóviles, su cabeza giraba y sentía
intensas nauseas que le retorcían el estómago y el bolo alimenticio acariciaba
su garganta.
No
reconocía tiempo existente, sus parpados estaban cansados, sentía mucho frio, y
la humedad le hacía humedecer sus dedos.
Su
cabeza reconocía a su amada Valentina en un recuerdo borroso, su fe en ella le
hizo colocarse de pie y dar pequeños pasos dentro de la caverna. La oscuridad
lo rodeaba, comenzó avanzar con los parpados cerrados y acaricio levemente su
brazo, el cual comenzó a recuperar la movilidad con el transcurso de los
minutos. El capitán estaba preocupado, sentía una angustia tremenda al no saber
qué había ocurrido. Su barco, su tripulación muerta.
El
eco y la humedad le hacían escuchan voces de niños jugando, se imaginaba a sus
futuros hijos recorriendo el jardín de su casa junto a su esposa, pero aquellos
ecos desaparecían con cada paso que daba. El capitán Joshua comenzó a llorar.
La
señora García recobra la conciencia cuando el sol del amanecer hace que los
gallos canten pasado las seis de la madrugada. Sus lagrimales estaban secos,
sus brazos dormidos por a ver apoyado su cabeza durante su sueño profundo.
Sentía inmensas ganas de ver a su esposo, y la locura por el amor le hace ir a
buscarle al puerto.
Acaricio
la manilla de la puerta y atravesó el jardín, su camino estaba claro adelante,
no se distraía, no saludaba, no tenía la sonrisa que la caracterizaba. Sus ojos
estaban hinchados por tanta lágrima derramada. La mujer estaba decidida a ser
lo imposible por recuperar a su capitán.
Luego
de largos minutos que su cuerpo no sintió, Valentina llego al puerto y el oficial
Tenorio conversaba afablemente con algunos marinos para recopilar la
información para encontrar alguna pista sobre la desaparición del capitán.
La
mujer era obstinada, siempre realizaba lo que su corazón le aconsejaba. Recobro
la conciencia y el sentido común cuando una lancha avanzaba a alta mar con
ella. No titubeo, solo sintió el motor avanzar a la velocidad de su corazón
acelerado, la adrenalina la llamaba. Desde el puerto le gritaban ¡Tormenta!,
pero ella no reacciono, se perdió en la extensa neblina que rodeo el borde
costero, fue un pequeño punto de luz en la oscuridad que se extinguió en el
transcurso de segundos.
-Mi
cabeza – El capitán Joshua repetía una y otra vez su molestia mientras recorría
aquella caverna húmeda y oscura. Como deseaba tener mayor fuerza para destruir
aquella cueva con sus propias manos, y poder volver a ver a su amada, pero era
inevitable caer en la angustiosa realidad de comprender que quizás no volvería
a ver a Valentina.
El
capitán da una breve pausa sobre una roca en forma de asiento, y piensa
detenidamente en las probabilidades de salir, comprendiendo que no sabía cómo había
llegado, por ende no tenía la certeza de hallar una salida para aquella tumba
húmeda.
Siente
un breve canto que era retenido por las húmedas gotas que emanaban junto a Moho
verdoso oscuro que parecía que formaba un universo paralelo de bacterias en su contenido.
Aquel canto celestial se ampliaba con el eco de la caverna; El capitán reconocía
aquella voz bellísima, debía ser Valentina.
El
hombre con mucha rapidez se internó en la oscuridad y comenzó a escalar unas
rocas que daban el cierre a la caverna, el hombre estaba emocionado, irradiaba
felicidad en una sonrisa imperfecta. El hombre ascendió y observa con detalle
las rocas para luego salir a unos roquerios verdosos, y afilados, el hombre
supo con detención que aquel lugar sería su muerte, sino se movía con
precaución. El mar era oscuro, una inmensa neblina impedía que viese más allá de
su propia nariz. De pronto, el capitán Joshua cae de una gran altura sobre la
arena húmeda y gris, comprende que aquel lugar, no había sido monitoreado por
su barco y por su tripulación, aquel lugar le hacía sentir la muerte repentina,
aquel lugar debía ser el infierno.
El
Oficial Tenorio, tomo a una pequeña tripulación para acudir en la ayuda de la
desesperada señora García, comprendía que aquella misión le haría tener el
cielo ganado, porque las probabilidades que Valentina sobreviviese, eran nulas.
El hombre sentía la desdicha por seguir a un viejo amor.
-¡Zarpen
velas! – El viejo oficial, sentía mucho dolor en su brazo derecho mientras
hacía que el viejo Sartelas, su barco predilecto, se dirigiese hacia el
profundo mar. – ¡No tenemos todo el día muchachos! – Su voz ronca y dominante
hacía que sus tripulantes trabajasen a toda su capacidad.
El
Sartelas, desaparece de la vista de aquellos que observaban del puerto con
rapidez, la neblina era intensa, el frio calaba los huesos del oficial, pero
esto no le importo, tenía que recuperar con vida a Valentina.
-¡Valentina
García! ¡Valentina! – La tripulación gritaba cuando el olaje se volvía casi
indomable, las olas amenazabas con frenar la búsqueda y sepultar a la
tripulación en alta mar. En aquel lugar nadie podría encontrar los cuerpos de
estos valientes hombres.
-¡Señores
subir velas! – El oficial tenorio observa una gran ola se acerca al Sartelas,
su cuerpo tirita y comprende que nada evitara un final a su vida.
Al
momento de subir las velas, la ola golpea con firmeza la proa del barco, y
triza la madera que es absorbida por un sonido explosivo. El Sartelinas es destruido
por la fuerza incontrolable de Poseidón. El oficial Tenorio, cae al agua y es
sumergido por las ondas del mar. Su cuerpo aún con vida desciende hasta
desaparecer en la oscura agua nocturna de aquella noche.
El
capitán Joshua recorre con lentitud la neblina, siente su cuerpo diminuto en la
inmensidad de aquel lugar, extrañas sombras gigantes se escondían tras algunas
palmeras secas, la arena gris se calentaba tras cada paso que daba. Su corazón
late a mil por hora, su cabeza da pequeños giros y la voz de su amada Valentina
aún resuena en su cabeza y se escucha cada vez más cerca; el hombre se apresura.
Atraviesa
gran parte de la isla. La neblina le impedía ver las atrocidades que escondía
aquel lugar. La arena poco a poco se vuelve roja y húmeda, la oscuridad
aumenta. Pareciese que el sol nunca hubiese existido.
El
hombre siente una espesa masa roja que le impide avanzar con rapidez, en sus
piernas siente como la arena se transforma en sangre. La neblina le impide
respirar. Su corazón se agita. Reza por volver a su amado pueblo, reza por
desaparecer de aquel infierno.
Las
siluetas oscuras se acercan y toman forma de extrañas criaturas viscosas, los tentáculos
de aquellas criaturas rozan la piel del capitán y le provocan quemaduras
graves. Las lágrimas empiezan a emerger de sus lagrimales y se secan en la piel
ya hinchada del capitán. Su corazón late con lentitud, un tentáculo roza su
pierna derecha y cae a un charco de sangre coagulada que lo retiene. La visión
del capitán desaparece, sus grandes ojos café están envueltos en una extraña
alergia, sus labios están rotos, y sangran. La saliva producida por la lengua
se seca y el capitán Joshua sufre por el intenso dolor que lo lleva hasta su
muerte.
Valentina
García despierta por el calor que emana el sol, la falta de agua le impide
pensar, el motor de su lancha está detenido. Su desesperación le hace gritar el
nombre de su esposo. A lo lejos observa como una gran isla le hacía recobrar la
Fe. Se lanza de la lancha y comienza a nadar con coraje. Su corazón solo es
impulsado por el recuerdo del capitán. Sin embargo la falta de agua y el
cansancio, le hacen ceder. Perdiendo de esta forma el conocimiento y hundiéndose
en el océano deja de ver el océano con ojos de mortal.
Al
descender cientos de metros bajo la superficie terrestre, sus pupilas se abren,
sus pies se transforman en aletas, su pelo cambia de castaño a rojo fuego, sus
ropas terrenales se hunden en la inmensidad del océano y aquella mortal deja de
existir para dar vida a una sirena.
El
oficial Tenorio abre sus ojos y solo observa oscuridad, la humedad de aquella
caverna le hacía saber que ya nunca más,
podría volver a casa.
FIN.